Publicado el 7 de agosto de 2016 | El Nuevo Día
Por Gerardo E. Alvarado León
El voluntariado suple necesidades a quienes el gobierno ya no puede ayudar
En momentos de crisis económica como los que Puerto Rico vive hace una década, la prestación voluntaria de servicios –generalmente a través de organizaciones sin fines de lucro– es quizás la única opción disponible para aquellos ciudadanos cuyas necesidades exceden las capacidades del Gobierno.
Pero el voluntariado no es ajeno a la crisis. Por su naturaleza, las organizaciones sin fines de lucro son más vulnerables que compañías privadas, por ejemplo, pues dependen de donantes, microempresas internas que puedan generarles dinero y/o asignaciones legislativas.
El panorama se complica con el hecho de que la demanda por la prestación voluntaria de servicios es cada vez mayor, pues la crisis no da señales de mejoría.
“La demanda aumenta porque las personas ya no pueden pagar servicios privados”, expuso Doris Báez, directora del Centro para el Desarrollo del Voluntariado en Puerto Rico de la Universidad del Sagrado Corazón.
Dijo que –“de alguna manera y por el momento”– la demanda se ha podido cubrir, pero insistió en la necesidad de donantes y voluntarios.
DÉFICIT
De acuerdo con Báez, aunque en Puerto Rico hay muchos voluntarios activos, la realidad es que hay un déficit de aquellos que prestan servicios recurrentemente.
“Tenemos muchos voluntarios de un día o de fin de semana y eso es excelente. Pero los recurrentes, por ejemplo, tutores, terapistas o acompañantes, son más difíciles de encontrar”, indicó.
Báez atribuyó el déficit de voluntarios recurrentes, en primer lugar, a que pese a que en el País permea una actitud de solidaridad, no necesariamente es de hacer del voluntariado parte de la rutina diaria; y, en segundo lugar, a que los voluntarios “tienen los mismos problemas” que el resto de la población: tiempo limitado y aprietos económicos.
Ante esa realidad, dijo, la clave está en saber cómo convocar a los voluntarios, para qué y cómo manejarlos adecuadamente.
“Es un ejercicio que requiere pensamiento y creatividad de parte de las organizaciones. No siempre un anuncio de periódico va a funcionar. No siempre las redes sociales van a funcionar. Posiblemente hay que hacer acercamientos de otros medios y grupos, así como recurrir a convocatorias amplias”, comentó.
PERFIL
Los campos de acción de los voluntarios son innumerables, pues ofrecen desde servicios de salud, educativos y legales hasta protección de animales y el medio ambiente, solo por mencionar algunos.
Pero, lo que sí es calculable es su impacto en la economía y cuántos gastos le evitan al Gobierno.
Un estudio de la firma Estudios Técnicos encontró que 381,481 personas brindaron tiempo voluntario a organizaciones sin fines lucro en 2014, cantidad que puede traducirse a 23,633 empleos a tiempo completo. Si a esos empleos se les aplica el salario mínimo actual de $7.25 por hora, puede afirmarse que la aportación del voluntariado fue de $356 millones ese año.
El estudio halló, además, que por cada dólar que el Gobierno transfiere a una organización sin fines de lucro que brinda servicios de salud, tendría que invertir $7 para proveer los mismos. La inversión del Gobierno subiría a $20 por cada dólar transferido a una organización que presta servicios educativos.
“Vemos que a través de los años se ha diversificado el tipo de actividades (voluntarias)”, dijo Anitza Cox, directora de Análisis y Política Social de Estudios Técnicos.
Señaló, asimismo, que las motivaciones para prestar servicios voluntariamente son múltiples, pero los deseos de ayudar y darle “un sentido extra a la vida” suelen ser el denominador común.Ambas entrevistadas resaltaron que personas de todas las generaciones, desde “baby boomers” hasta “millennilas”, hacen trabajo voluntario. Estos últimos, añadieron, lo realizan desde sus años escolares, pues se les requiere para graduarse.
AMBIENTE: Por la ciencia y la educación
Hace una década la cifra apenas llegaba a 19, pero en la actualidad unas 2,000 personas integran la “base fija” de voluntarios del Programa del Estuario de la Bahía de San Juan.
Javier Laureano, director del Programa, dijo que el trabajo de los voluntarios se enfoca en dos plataformas: ciencia ciudadana y educación.
Bajo la plataforma de ciencia ciudadana, los voluntarios ayudan en el proceso de generar datos y conocimiento en torno al ecosistema. Participan, por ejemplo, en limpieza de cuerpos de agua, censos de aves y peces, y monitoreo de calidad de agua.
“Dentro de lo que es el monitoreo tenemos tres áreas: el Día de Monitoreo de Calidad de Agua en Puerto Rico, donde participan 1,500 personas; el monitoreo mensual, donde logramos generar datos que le sirven a la Junta de Calidad Ambiental (JCA) para sus informes regulatorios de calidad de agua estuarina; y el proyecto de calidad de agua escolar con Guardianes del Estuario”, contó.
Bajo la plataforma de educación, agregó, el Programa recibe la asistencia de AmeriCorps VISTA, un proyecto del Gobierno federal que emplea a 10 personas a tiempo completo para el desarrollo de iniciativas de voluntariado. “También tenemos Contacto Verde, a través del cual podemos recibir hasta 150 estudiantes de intermedia y superior en un día”, dijo.
ANIMALES: Clave para la protección
El trabajo voluntario es pieza clave en The Humane Society of Puerto Rico. La organización, comúnmente conocida como Sociedad Protectora de Animales, depende de voluntarios no solo para ocuparse de los perros y gatos en su albergue en Guaynabo, sino también para apoyar a las autoridades y municipios en rescates y casos de maltrato.
“Al mes tenemos cerca de 35 voluntarios trabajando con nosotros”, detalló la directora, Maritza Rodríguez, quien en los siete años que lleva en la organización ha visto crecer el programa de voluntariado.
“Sin ellos (voluntarios) no podríamos hacer nuestro trabajo”, recalcó.
Rodríguez dijo que los voluntarios pasean, estimulan y asean a los animales, pero también ayudan en la limpieza del albergue y atienden los puntos de venta. Asimismo, buscan perros y gatos en distintos puntos de la Isla y los llevan al albergue.
Sobre los casos de maltrato, contó que trabajan “mano a mano” con la Policía, yendo a las escenas con los agentes, removiendo al animal herido y llevándolo al albergue para darle atención veterinaria.
“Nuestros veterinarios evalúan a los animales y preparan el caso para llevarlo a los tribunales. Todos esos costos, que de ordinario los cubrirían los municipios, los absorbemos nosotros”, destacó Rodríguez.
DERECHOS: Libre acceso a la justicia
“En Puerto Rico nadie puede afirmar que alguien ha tenido una necesidad legal y no ha podido encontrar un abogado que gratuitamente lo represente”.
Con esa aseveración, el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana, Julio Fontanet, defendió el trabajo “pro bono” o voluntario de los abogados del País, el cual “ha sido consistente” a través de los años.
A modo de ejemplo, el también expresidente del Colegio de Abogados mencionó que los manifestantes arrestados en Vieques en la lucha por la salida de la Marina, así como los estudiantes acusados por diversas situaciones relacionadas con las huelgas en la Universidad de Puerto Rico, recibieron representación legal gratuita.
Pero el ejemplo más reciente, destacó, es el Proyecto Inocencia de Puerto Rico, del cual es fundador y con el que se consiguió la celebración de un nuevo juicio para los tres convictos del asesinato de Glorimar Pérez Santiago, ocurrido en 1988.
“Una vez se firmó la legislación que provee para que se hagan las pruebas de ADN en casos de encarcelados que siempre han reclamado su inocencia, llovieron las solicitudes de servicio en el Proyecto Inocencia. Ante eso, solicitamos la ayuda de abogados, más de 50 comparecieron y hoy dan sus servicios sin costo alguno”, señaló.
NIÑOS: Servicio que empodera
Más que una ayuda de un solo día, la organización Boys & Girls Club busca a través del voluntariado establecer alianzas estratégicas que se traduzcan en el desarrollo de los participantes, empleados y la comunidad donde ofrecen los servicios.
El año pasado la organización contó con la ayuda de unos 300 voluntarios. “Pese a la situación que estamos atravesando sigue habiendo ese compromiso y conexión que uno puede hacer con la organización y su causa”, señaló Mildred V. Arroyo, líder ejecutiva y de relaciones públicas.
Boys & Girls Club les ofrece servicios educativos a niños y jóvenes entre los seis y 18 años. Al tratarse de una población tan vulnerable la organización les exige a sus voluntarios, al igual que a sus empleados, el certificado de buena conducta y la Ley 300.
El enfoque para la población que atiende, estimada en 19,000 a través de sus 12 casas club en toda la Isla, es el desarrollo de carreras en los jóvenes y de ese sentido de compromiso y de perseverancia tan necesarios para su caminar en la vida. Las historias de éxito, dijo, son incalculables.
“Cuando una empresa tiene un grupo de voluntarios, son personas comprometidas, leales con la causa y ese compromiso es lo que nosotros queremos transmitir a nuestros participantes y a la comunidad”, planteó Arroyo.
PERSONAS SIN HOGAR: Más deseo por ayudar
La realidad social y económica del País, lejos de desalentar la práctica del voluntariado, ha provocado que más personas muestren interés en ser parte de lo que el director de la organización Iniciativa Comunitaria, José Vargas Vidot, denomina “centinela epidemiológico”.
“La belleza del voluntariado es precisamente que, por alguna razón que no entiendo todavía, se amplía, se robustece cuando hay un llamado crítico de la patria. Es como si, instintivamente, el ser humano sacara lo mejor de sí”, aseguró.
Ese grupo de vigilantes son los que salen a la calle, cuatro veces a la semana, a realizar las rondas nocturnas para ayudar a las personas sin hogar y drogodependientes. “Tendríamos que cerrar… ellos son la espina dorsal de la organización”, sostuvo Vargas Vidot al agregar que este grupo de 600 voluntarios atiende a unas 300 personas cada semana.
A pesar del incalculable valor del trabajo voluntario, Vargas Vidot lamentó que a nivel de política pública se vea el voluntariado desde una dinámica de “mendicidad”. “Es como un altruismo vacío, lo reconocen cuando dan un premio pero eso no se convierte en una estructura de apoyo”, señaló.
Ese socorro podría traducirse en exenciones contributivas o en tiempo compensatorio.
MUJERES: Por una nueva vida
Por los pasados 12 años el proyecto Matria ha atendido de forma directa a sobre 900 mujeres víctimas de violencia doméstica o en desventaja económica.
Esa ayuda, sin embargo, no habría sido posible sin la mano amiga de los voluntarios que día a día sacan de su tiempo para compartir su conocimiento y ayudar a este sector.
Para Tanagra Melgarejo Pulido, manejadora de casos de Matria, es a esa solidaridad a la que el país debe apostar en momentos de crisis como el que se atraviesa económica y socialmente. “Es la solidaridad lo que nos va a ayudar a sobrevivir esta crisis, el poder unirnos y de alguna manera buscar y hacer trueques para intercambiar destrezas”, dijo.
En el caso de Matria, el voluntariado está destinado a trabajar en proyectos individualizados en el área de desarrollo económico, como estrategias de diseño, logo y contabilidad, destinados a que estas mujeres jefas de familia puedan desarrollar su propia microempresa. “Estoy recibiendo porque estoy ayudando a estas personas a alcanzar un sueño, a estar en una mejor posición”, indicó.
La necesidad del voluntariado, dijo, es en gran parte el resultado de un sistema que no ha funcionado y que ha creado la crisis actual. “Tenemos que hacerlo para sobrevivir”, enfatizó Melgarejo Pulido.