¿Te estás cuidando?, es la pregunta típica, a veces presuntuosa, pues en ocasiones viene de quien obviamente no se esta cuidando. Y yo ilusamente respondo, “claro que si”.
Entonces viene el jódete parte dos: “¿de verdad que te estás cuidando?” Candidamente, contesto yo que he perdido más de 25 libras de peso, que mis laboratorios están mejores que cuando nací y que bebo fielmente mis medicamentos. Pero no me oyen porque están hablando para sí mismos, sin escuchar, diciéndome la dieta que debo llevar, el crossfit que debo hacer y hasta me tocan diciendo, “estas haciendo trampa”, ” no se nota”, “yo si rebajé”, “si no estas tomándote alguna pendejá formula comercial, no es verdad que hayas perdido peso”.
En fin, dejo de hablar porque al fin y al cabo nuestro pueblo está tan jodío que antagoniza hasta de su propio mierdero y para que me voy a fastidiar mi autoestima enfrente de alguien que no está en las de creerme y tiene tan poca creatividad en el saludo que solo encuentra un “¿te estás cuidando?”. Pues si, me estoy cuidando, me compré un perro rabioso, puse una alarma que detecta babosos, alquilé una muralla del morro y como nubes para evacuar estrellas.