#LaCalleHabla
Blog especial que recoge las reflexiones de nuestros voluntarios del programa Operación Compasión
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“Cada ronda es distinta” siempre decimos los líderes. Pero no es hasta que llegamos a la calle que nos damos cuenta de esas diferencias y esos desahogos que en la misma calle nacen. En nuestra pasada ronda nocturna dos eventos nos pusieron a pensar y evaluar este acompañamiento que hacemos durante la noche.
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Esa noche, atrás en la esquina de una plaza pública nos encontramos a dos compas’ que tenían molestias de úlceras y nacidos. El diálogo con ambos me confirmó que el compañerismo es vital en estos procesos y que, en ocasiones, se nos hace difícil entender cuando un compa’ no quiere acudir al hospital, al punto que hasta se le culpa por no hacerse responsable de su salud. Imagine usted, tener que ir solo a un hospital. Resulta hasta incómodo pensarlo, ¿no?
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Pero con este dúo de compas’ vimos cómo el saber que irían juntos les dio tranquilidad a cada uno. Así que los transportamos. Siempre, ir al hospital con los compas’, en la madrugada, resulta interesante pues estamos presentes para ver el trato que les dan los que allí trabajan. Es como si vieran llegar personas insoportables que no merecen atención médica. Sin embargo, esa noche fue distinta y el proceso no fue malo. Así que, después de reír y conversar en las afueras del hospital nos fuimos para continuar con la ronda.
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Luego del hospital, en otra parada, nos encontramos a otro compa’, quien al vernos mostró una emoción intensa. Nos contó que está trabajando a tiempo completo en un negocio cercano y que había disminuido el uso de sustancias. Nos alegramos un montón por este pequeño rato.
Pero antes de irse nos dice, “qué bueno, me tocó antes de morir”. Esa frase nos dejó en la nada, fue como un puñal, como una predicción de algo que uno siente llegará, en fin, fue un sin número de cosas.
Antes de morir uno desea cumplir con mil cosas, pero uno no ve la muerte cerca y por eso vamos posponiendo metas, sueños y deseos. Por lo que, cuando nuestro compa’ mencionó eso fue como un jamaqueo interno que te impulsa a comenzar a darle sentido a nuestros días y a nuestras vidas.
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Este encuentro me recuerda lo importante que es hacer las cosas a nuestro tiempo y no al tiempo de otro. Este encuentro me demuestra que cuando nos proponemos algo, lo conseguimos sin importar el tiempo que tardemos.
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También, este encuentro me demuestra que la vida, nuestra vida, toma el giro que deseamos. Esa frase me hace pensar más allá de los discursos sociales y que quien manda en nuestra vida somos nosotros mismos. A la vez, me hace pensar en la tristeza que me causa que a nuestros compas’ los miren con ojos de desprecio, cuando ellos al igual que nosotros nos sentimos perdidos, nos sentimos en la nada, nos sentimos solos. Qué bueno que las rondas nos muestran esa realidad que nos rodea y vivimos, pero que muchas veces ignoramos.
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Con mucho amor,
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– Lizaura Gómez Encarnación (Sandunga)