Publicado el 14 de septiembre de 2018 | NotiCel
A un año del paso del huracán María, la entidad sin fines de lucro Iniciativa Comunitaria, Inc. (ICI) puede decir que, en tiempos de emergencia, las organizaciones comunitarias tienen el potencial de actuar con anticipación para proteger vidas, ayudar a cubrir las necesidades de salud de sus comunidades y de crear alianzas que fortalezcan los servicios que ofrecen durante la emergencia.
Esas fueron algunas de las lecciones aprendidas por el personal y voluntarios de la entidad que, previo a la llegada de los huracanes el pasado año, se preparó para servir como un refugio para personas sin hogar adaptado para consumidores de drogas.
El refugio albergó a 95 personas. Sus voluntarios además transportaron a unas 40 personas sin hogar hacia otros albergues.
En la organización reconocieron el colapso de gran parte del sistema de salud del país y decidieron poner en acción un centro de salud primaria a pocos días del paso del huracán María.
El 29 de septiembre abrió sus puertas la clínica de salud ‘Bantiox’ en el Centro Pablo “Pablito” Ortiz en Toa Baja, la cual ofreció servicios a 3,567 personas no duplicadas hasta abril de este año. Esta clínica fue el resultado de una alianza con el Municipio de Toa Baja ante la no apertura de los dos principales centros de salud privados que tradicionalmente operaban en el municipio.
“Aprendimos cómo establecer una clínica de salud comunitaria con manos voluntarias en tan solo 9 días. Sabíamos que la ausencia de servicios de salud primaria es uno de los principales factores que inciden en las muertes luego de un desastre, por lo que no nos podíamos quedar de brazos cruzados. La clínica ‘Bantiox’ ofreció servicios los 7 días de la semana por 12 horas las primeras 8 semanas luego del huracán María”, indicó Yorelys Rivera Amador, directora ejecutiva de ICI.
La necesidad por llegar a las comunidades aisladas de Puerto Rico, a los sectores con poco acceso a centros de salud, los llevó a organizar brigadas con personal médico, de enfermería y psicólogos.
De esta forma, a través de su programa Iniciativas de Paz, se movilizaron para atender a 2,406 personas, entre los que se encontraban 202 encamados. Además, se identificaron brotes de conjuntivitis y sarna humana en varias de las comunidades visitadas.
Otra de las lecciones aprendidas fue la importancia de la unión con otras organizaciones. “Vivimos el poder de las alianzas cuando nos unimos con organizaciones hermanas. Esto nos permitió allegar mayores servicios a la comunidad y ampliar nuestro alcance”, expresó Rivera.
Como ejemplo indicó que la organización ofreció sobre 4,500 platos de comida caliente a diversas comunidades desde el día siguiente al huracán, gracias a una colaboración con la organización Bill’s Kitchen y el restaurante Metropol.
En total sobre 300 voluntarios formaron parte de las iniciativas de respuesta a la emergencia de ICI. “Nosotros fuimos bendecidos por el esfuerzo de tantos corazones voluntarios, desde adentro y afuera de la isla. El apoyo de empresas, fundaciones, universidades e individuos que enviaron donativos directos a la organización y materiales fueron vitales para poder responder de forma ágil y atender la necesidad en servicio luego del impacto del huracán María.”, señaló Rivera.
Reconocen que la situación de emergencia que vivió el país se ha transformado y ahora es necesario preparar a las comunidades para enfrentar los riesgos que pueden traer nuevos fenómenos atmosféricos.
Para Rivera el mensaje del gobierno de que tenemos que estar preparados no aplica a todos por igual ya que la realidad de muchas personas y sus escasos recursos no les permiten prepararse adecuadamente.
Con esto presente, la organización se presta a adiestrar comunidades y dejarlas equipadas con alimentos duraderos, filtros de agua, luces solares y kits de primeros auxilios.