Gobierno sabotea su guerra contra las drogas, según Vargas Vidot

Gobierno sabotea su guerra contra las drogas, según Vargas Vidot

Publicado el 1 de junio de 2015 | El Nuevo Día
Por: Aurora Rivera Arguinzoni

El fundador de Iniciativa Comunitaria criticó la manera en la que el sistema lidia con el serio problema de la adicción a sustancias controladas.

Históricamente el Gobierno de Puerto Rico ha atendido con poca seriedad las enfermedades de salud mental, incluyendo las adicciones, eliminando recursos y facilitando así el éxito de estructuras criminales como puntos de droga en inmediaciones de centros de metadona, opinó ayer el doctor José Vargas Vidot al analizar los arrestos de varias personas el pasado jueves por operar puntos de drogas en las inmediaciones de tres centros de tratamiento de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA).

“Los países tienen que responder a sus asuntos serios con seriedad. Se estima que (Puerto Rico) tiene sobre 650,000 personas o más con problemas importantes de salud mental, donde la violencia es rampante, donde la deserción escolar sobrepasa los límites aceptados, pues es (un país) propenso a que el uso de drogas sea una constante epidemiológica”, comenzó por exponer.

“(ASSMCA) viene cargando con protocolos antiquísimos, medievales, la infraestructura es pobre, inadecuada, no se correlaciona con la severidad de la epidema que está enfrentando. Aquí se han hecho centros de chikungunya con mucho más recursos que una epidemia que se lleva a más de 60,000 personas en el país que es la de las drogas”, contrastó el médico salubrista que dirige Iniciativa Comunitaria de Investigación, organización no gubernamental que desde 1998 ofrece servicios de rehabilitación a pacientes de adicción a drogas, entre otros.

Reconoció que la situación es histórica, pero lamentó que aun cuando aprecia en la actual titular de ASSMCA, Carmen Graulau Serrano, la capacidad y el deseo de atender el problema, “le quitaron $11 millones” en lugar de sopesar la aportación de los profesionales que allí trabajan y que en su opinión “corren la misma suerte que los propios pacientes” al ser maltratados por el sistema. Pronosticó que se prepara el terreno para privatizar servicios.

“Es vergonzoso que por el País hayan pasado salubristas siendo secretarios de salud y administradores que se han jactado de ser expertos en drogas y nunca hayan tocado el reclamo de los propios empleados que trabajan allí, porque el 90% de ellos son gente que estarían dispuestos a dar el todo por le todo, pero se sienten inseguros, maltratados por la historia”, declaró.

A juicio de Vargas Vidot, el carácter se secretividad que se le ha dado al tratamiento con metadona, la poca actividad psicosocial que complementa el tratamiento farmacológico, los limitados horarios de los centros (a los que cada paciente tiene que ir casi a diario) y la pobre supervisión del aspecto de seguridad han propiciado que el programa sea visto como un fracaso. Esto, a su vez, afecta negativamente la actitud de los pacientes. Solo el que los pacientes enfrenten la presión de que alguien le ofrezca droga en el entorno, facilita el camino al fracaso.

“Lo que se plante a como el final de un proceso terapéutico se convierte en el principio de otra compliación diagnóstica, el uso de otra droga además de la terapéutica. Se pierde la percepción general de éxito, los programas de metadona de asumen como programas de fracasados. El paciente siente que no está haciendo nada por su vida, que lo que hace es manteniéndose. Eso lo hace mucho más vulnerable porque la persona cuando entra a tratamiento tiene que estar en un estado emocional de acción, si está ambivalente cualquier presión externa le puede hacer fracasar o contemplar el fracaso como su único destino”, describió.

Una realidad similar describió el doctor en psicología clínica José Orlando Colón Collazo.

“Es una presión bastante fuerte porque hay gente que se está aprovechando de la debilidad de ellos. Uno está trabajando, haciendo un proyecto de restauración de una vida, que ellos puedan aporderarse del proceso, y eso es adverso”, planteó el también profesor adjunto de la Universidad Interamericana y quien brinda terapia a pacientes en Teen Challege Puerto Rico así como en el Ministerio Volver a Soñar, en Coamo, donde es obispo.

Colón Collazo estimó que para que el tratamiento de rehabilitación sea efectivo, se debe combinar medicación con terapia individual (inicialmente una por semana hasta que se pueda dilatar más), terapia familiar, monitoreo del entorno por parte de trabajadores y técnicos sociales, entre otros recursos como grupos de apoyo.

“Para que la medicación funcione necesitamos trabajar con otros elementos de la vida de la personas como es el manejo de frustración, de ansiedad, de situaciones. Cuando tomas a esto pacientes, en un par de meses clínicamente su cuerpo no necesataría droga, pero psicológicamente están atados a ella porque es la forma como han manejado su malestar”, recalcó.