Por Dr. Miguel Vázquez Rivera
El 26 de junio de 2015 fue un día muy importante para los Estados Unidos y Puerto Rico. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en una decisión histórica (5-4), determinó que es inconstitucional prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Estados Unidos se convirtió así en el vigesimoquinto país en pasar este tipo de legislación, haciendo la misma extensiva a Puerto Rico por ser territorio de esta nación. Por esta decisión, desde Iniciativa Comunitaria celebramos que finalmente se ha logrado un cambio trascendental que legitima los derechos de las relaciones de parejas del mismo sexo.
Esta decisión implica que el gobierno tiene que reconocer legalmente el matrimonio entre las personas del mismo sexo y todas las protecciones que este provee como el derecho a heredar, a formar una sociedad de bienes gananciales, el poder adoptar, declarar impuestos juntos, disfrutar las protecciones de los planes de salud, los derechos a la viudez, entre otros derechos que provee el matrimonio. Es un evento único debido a que nuestros hermanos y hermanas de la comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT) han luchado durante más de 45 años por la equidad. Esta decisión no implica nada diferente para las iglesias y religiones que quieran seguir discriminando contra las parejas del mismo sexo. Es decir, ninguna tendrá que casar a dos hombres o a dos mujeres. Esto sólo lo hará el estado y aquellas iglesias que lo permitan.
Debemos recordar la historia de persecución, discriminación y prejuicio a la que ha sobrevivido la comunidad LGBT para poder entender por qué esta decisión es tan trascendental y por qué familiares de integrantes de esta comunidad diversa y amistades alzan su voz para brindar su apoyo con tanto ímpetu.
Históricamente, el discrimen hacia la comunidad se ha dado inclusive desde diversos sectores de la ciencia como la Asociación Americana de Psiquiatría y la Asociación Americana de Psicología, que previo al 1973 catalogaban la homosexualidad como un trastorno mental. Es en ese año que corrigen su posición luego de que investigaciones de alta rigurosidad metodológica demostraron que los problemas de salud mental no eran inherentes a la orientación sexual diversa. Por estas razones, la celebración del matrimonio igualitario contiene el entusiasmo producto de más de 42 años de una espera por el reconocimiento de que seamos tratados/as como iguales y protegidos/as por el gobierno.
Este acontecimiento abre la puerta a la esperanza de que la equidad es posible y un mundo más unido en el cual podamos celebrar la diversidad es real. Aún restan muchos esfuerzos por hacer ya que las actitudes sobre la comunidad LGBT no cambiarán de la noche a la mañana. Todavía resta por desmitificar las creencias de lo que es ser lesbiana, gay, bisexual y transgénero. Aún resta adiestrar a los profesionales a que ofrezcan servicios afirmativos, sensibles y éticos a estas poblaciones. Aún resta poder brindar servicios de salud a la comunidad transgénero, una comunidad que ha sido invisibilizada aún más que al resto del colectivo. Sin embargo, el matrimonio igualitario nos brinda la esperanza de que algún día finalicemos de luchar y comencemos a vivir.
Iniciativa Comunitaria desde sus comienzos se ha posicionado en el frente de lucha de poblaciones discriminadas y marginadas por nuestra sociedad y por nuestros gobiernos. Trabajamos con la comunidad LGBT en su momento más vulnerable, cuando comenzó la epidemia del VIH. En esos momentos, enfrascados en una enfermedad, les dimos esperanza y abogamos por que se atendiera y se le diera visibilidad a su estado de salud cuando el mundo les daba la espalda.
Ahora nos paramos de frente con ellos/as para celebrar el triunfo que tomó demasiado. Esta es la tercera lucha más grande de derechos humanos que ha tenido la historia: las mujeres, los afroamericanos y ahora, las personas LGBT. Hemos presenciado un hecho histórico que algún día miraremos para reflexionar y cuestionarnos ¿por qué nos causó tanta dificultad? Me siento orgulloso de pertenecer a una organización que estuvo en el lado correcto de la historia.
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El Dr. Miguel Vázquez Rivera es coordinador de Tratamiento Psicosocial del programa PITIRRE de Iniciativa Comunitaria. PITIRRE es una clínica que integra servicios de salud física y mental para personas que están activas en el uso de sustancias o que sean familiares afectados/as por la condición de adicción de un pariente. Brinda servicios a mayores de 18 años, población heterosexual y comunidad LGBT.
