Publicado el 28 de septiembre de 2017 | El Nuevo Día
El amor, la solidaridad y la compasión son tres elementos esenciales que sirven de combustible para el alma en momentos de profunda crisis humanitaria. En Iniciativa Comunitaria los hemos abrazado como dogma para ayudar a nuestros hermanos.
Ante la llegada de los dos huracanes que han azotado a nuestra isla, abrimos un refugio destinado a personas sin hogar. Sabíamos lo complicado de albergar a personas sin hogar y consumidores de drogas en los refugios que tradicionalmente se organizan, por lo que no podíamos quedarnos de brazos cruzados.
Habilitamos nuestro programa Compromiso de Vida 1, rebautizándolo como el Refugio de Amor. El mismo fue puesto en marcha con la ayuda de voluntarios y colaboradores y albergó a 24 personas durante Irma y 50 personas durante María.
Un grupo de voluntarios salió a las calles antes de cada ciclón a transportar a personas sin hogar a nuestro refugio y a otros refugios que existían. Se creó una alianza con otros voluntarios que hicieron lo mismo en otros pueblos como Caguas y Mayagüez.
Ante la destrucción del primer huracán, nos solidarizamos con el pueblo de Loíza con las comunidades de Piñones, La Torre y Familia Carrasco, y logramos recolectar artículos de primera necesidad con la ayuda de cientos de personas de la comunidad que trajeron sus donaciones a nuestros centros de acopio. Esto nos permitió movilizar ayuda a 100 familias con alimentos enlatados, agua y productos de higiene.
Desde el día siguiente a María continuamos llevando esta ayuda a distintas comunidades. Respondimos al llamado del municipio de Toa Baja y hemos movido personal en una brigada de servicios de salud por los pasados días.
Poco a poco nos estamos levantando. Nuestros servicios en los programas PITIRRE, Centro para la Vida y Punto Fijo han comenzado a operar en horario de 8:00 a.m. a 11:30 de la mañana. A todos nuestros participantes los seguiremos viendo desde el lunes, 2 de octubre, sin importar si tienen cita.
¿En dónde está Iniciativa Comunitaria? En los cientos de voluntarios, empleados, donantes y personas de diversas partes de nuestra isla que se movieron en amor, solidaridad y compasión. Que han donado artículos, han organizado esfuerzos de recogido de donaciones, han transportado donaciones y participantes a refugios, llevado servicios de salud y que se levantan cada día pensando en los rostros de todos aquellos a los que tocamos en el camino.