Publicado el 28 de octubre de 2017 | El Vocero
Por Perla Rodríguez
Hay personas que van todos los días a trabajar, pero nunca regresan a un hogar. Esas son las personas sin hogar. Y con el paso de los huracanes Irma y María, esta población aumentó.
Aún no hay cifras específicas, pero Iniciativa Comunitaria –un proyecto que atiende personas sin hogar– antes atendía entre 60 y 70 personas durante cada vuelta, pero ahora son más de 100 los que reciben cada vez que se dan una ronda por Toa Baja.
“Hemos visto un aumento: personas que no estaban en la calle, personas que no están acostumbradas. Hasta podría decir que cada vez son más”, señaló el director de la iniciativa y senador por acumulación, José Vargas Vidot.
El director de la iniciativa sostuvo que el aumento en la población tiene que ver con que muchas personas perdieron lo que llamó “estructuras de vivienda alternativa no tradicional”.
Vargas Vidot se refiere a las decenas de personas que viven en edificios abandonados o viviendas improvisadas.
“Esas personas comúnmente van a trabajar, pero no regresan a una casa”, señaló.
Un huracán en la calle
Diego Escalera Santana, de 57 años, vivió el paso de los huracanes Irma y María bajo el puente que cruza cerca del parque Central del San Juan. Lo hizo sin miedo. Su fe le impidió temer.
“Dios me ha bendecido porque no tuve temor por mi vida ningún momento”, explicó Escalera Santana.
“Llegó Irma, pasó María. Me quedé viviendo en donde estoy viviendo actualmente y meditaba mucho en la palabra de Dios”, agregó satisfecho por la decisión que tomó al permanecer en el puente a pesar de la alerta de huracán.
El miedo de Escalera Santana era ir a un refugio y encontrarse a personas que lo perturbaran en medio del fenómeno atmosférico.
“Si me iba a un refugio, me iba a encontrar con personas que están hablando siempre malo, aquel que tengo que soportarlo porque está bebiendo ron (…) preferí quedarme allí solito”, explicó.
María ‘Tita’ Pagán Resto no pasó el huracán en la calle, ni debajo de un puente. Pero a las pocas semanas del paso del huracán María, tuvo que mudarse al refugio de la comunidad El Gandul.
Su inquilino le tiró sus pertenencias a la calle y aunque ahora pernocta en un refugio, a veces pasa sus noches debajo de cartón en la esquina más limpia que encuentre.
Las ampollas en sus pies le impiden caminar para buscar los documentos que le requieren las autoridades para darle un hogar. A penas se puede mover y solo quiere un techo seguro donde dormir.
Jason Ramos, de 44 años, estuvo muchos años viviendo en la calle. Pero ahora vive en el pueblito de Jesús en San Juan. Se sintió bien pasar el huracán en un lugar seguro, lejos del agua y las ráfagas del viento.
“Fue bueno porque estaba con un techo”, explicó contento, porque diferente a muchos de sus compañeros en la Fondita de Jesús, María lo encontró amparado bajo un hogar.
Invisibles ante la crisis
Vargas Vidot explicó que lo más lamentable del paso de los huracanes es que las personas sin hogares quedan invisibilidades en medio de una crisis que afecta a todos en el país.
“Si las personas sin hogar era olvidadas diariamente, en estos momentos es inexistente”, agregó el médico.
Eso ha hecho que la iniciativa que lidera el doctor Vargas Vidot cobre mayor vigencia e importancia para las personas que impactan. Ahora tienen que apoyarlos diariamente, pero ahora tienen que dar rondas a diario.
Así que Iniciativa Comunitaria unirá fuerzas junto a Medical Relieve para bridar atención médica entre ambos colectivos.
“El problema es que la calle está oscura y en la oscuridad se hace difícil mantener el ritmo”, explicó el senador independiente a EL VOCERO.