Publicado el 28 de mayo de 2015 | Primera Hora
Por: Gerardo G. Otero Ríos
El programa Barrio Vivo, de Iniciativa Comunitaria, le enseña a la juventud en Vega Baja las consecuencias de tomar alcohol.
Vega Baja. Primero una, después otra y luego una más.
Al día de hoy, el alcohol sigue siendo la sustancia más utilizada por menores de edad. Según un estudio publicado por la Administración de Servicios de Salud y Contra la Adicción (Assmca), casi un 50 por ciento de los estudiantes de entre séptimo a duodécimo grado a nivel Isla afirmaron haber consumido bebidas alcohólicas.
Ante el alarmante panorama, un grupo de voluntarios de la organización sin fines de lucro Iniciativa Comunitaria, en unión al gobierno municipal y comerciante locales, estableció en la Ciudad del Melao Melao el programa Barrio Vivo, que va dirigido a reducir la incidencia del consumo de alcohol en los menores a través de varias iniciativas educativas y el cumplimiento de las leyes que regulan las ventas de bebidas embriagantes.
Wanda Pérez Rodríguez, coordinadora del programa, indicó que Barrio Vivo llega a jóvenes entre las edades de 15 a 17 años mediante la implementación de tres estrategias principales dirigidas a retrasar y reducir la exposición que tienen los jóvenes al alcohol.
“Trabajamos con el modelo de planificación estratégica. Se hizo un estudio de necesidades y recursos e impactamos las comunidades en las que existe un consumo de alcohol problemático”, indicó Pérez Rodríguez.
Destacó que las comunidades vegabajeñas en las que se encontró mayor actividad de jóvenes que consumen alcohol son Altos de Cuba, La Trocha y el caserío Enrique Catoni.
Según Pérez Rodríguez, el denominado Modelo de Prevención Estratégica consiste en el desarrollo de destrezas para fortalecer las relaciones de los participantes con sus familiares, orientar a los comerciantes locales sobre las consecuencias de venderle alcohol a menores y la promoción de las disposiciones de ley aplicables bajo el Código de Orden Público.
Hizo énfasis en que una de las prácticas más alarmantes en los jóvenes es la de beber “en racha”.
“Los muchachos no beben y ya. Uno de los mayores problemas es que beben en racha, o sea, que beben cinco tragos o más. En los grupos focales que hicimos al inicio del proyecto, los jóvenes nos decían que ellos bebían hasta que ‘borraban cinta”, manifestó Pérez Rodríguez.
“La presencia del alcohol es un grave problema porque afecta el comportamiento y el cerebro. Estos jóvenes están en una etapa sumamente importante en su desarrollo y eso puede traer graves consecuencias, como accidente o actos violentos”, agregó Pérez Rodríguez.
Grandes resultados
Los esfuerzos de Barrio Vivo han rendido frutos durante los pasados años.
Los resultados de la implementación de las diferentes estrategias demuestran una disminución de un 13 por ciento en la conducta de beber en racha, según una encuesta realizada por el grupo en el 2013.
Asimismo, se reflejó un aumento de sobre 20 por ciento en la percepción de daño por el uso de alcohol.
“Lo más gratificante es poder ver los cambios positivos que se logran en cada uno de los participantes. Poder ver cómo se transforma la comunidad, cómo mejoran la relaciones de la familia… de verdad que es el mejor sentimiento”, compartió por su parte Zeleida Vázquez Rivera, integrante del grupo voluntario.
Asimismo, Paola Martínez Méndez aseguró que tras haber participado de los talleres su estilo de vida cambió para bien.
“Mi vida era loca. Los talleres me ayudaron a mejorar la manera en que resolvía los problemas en la casa y en la calle. Aprendí a valorar a mi familia y a expresarme mejor, a discutir las cosas con respeto”, dijo.
“De donde yo vengo (Altos de Cuba), lo que se ve en la calle es el alcohol y las drogas pero no todo el mundo tiene que ser así. Se puede aprender a salir y janguear sin necesidad de beber. No hay que tomar alcohol para caerle bien a los demás”, apuntó la joven de 19 años.