#LaCalleHabla
Blog especial que recoge las reflexiones de nuestros voluntarios del programa Operación Compasión
Las lágrimas detrás de un par de almas inconformes fueron nuestro pie forzao’ en preronda y la noche nos compuso la trova de esos versos. Nos montamos en la ‘troca’ y salimos a la calle; cinco corazones, desde el viernes, cinco hermanos y hermanas.
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La ronda nos brindó sus colores más bellos permitiéndonos conocer personas que jamás habíamos visto en nuestras paradas. Todos y todas tenían muchas ganas de hablar y nosotros de escuchar.
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Logramos charlar en nueve paradas, pero la estación de Río Piedras nos regaló la dicha de conocer a una joven pareja que tenía la sonrisa más bella que he visto en los pasados meses. Entre el conversao’ y un café nos contaba lo difícil que es acceder a los servicios básicos de salud del país. Lo cual, no solo pone en riesgo su bienestar, sino que también pone en juego su oportunidad de salir adelante pues compromete su trabajo. En vista de esto ha intentado pedir ayuda a las personas con las que se topa, siempre teniendo que escuchar las mismas frases “es pa’ comer…”, “no te los vayas a meter”.
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La sonrisa en su rostro cambió y dijo que en ocasiones quisiera decirles: yo no me meto… deja de humillarme, lo que quiero es comer.
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Entre la conversación nos decía lo difícil que es que la gente logre entender que no todas las personas que no tienen techo tienen uso problemático de drogas. Muchos, como la pareja, son personas a las que el sistema les falló y que intentan salir adelante desde su propia realidad.
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La sonrisa regresó cuando nos contaban cómo juntos han pasado por esto de vivir en un lugar abandonado y cómo hablaban del otro resaltando sus cualidades y talentos. “Yo construyo cosas y las vendo… todo lo que pienso lo intento volver una realidad”. “Ella construye de todo y tiene un arte para todo lo que tiene que ver con madera, ella está brutal.”
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Detrás del dolor que es sentir el rechazo de las personas, al final del día se tenían el uno al otro y “…eso tiene más valor que todo misi”. ¡Qué manera de reiniciar nuestro corazón! Y es que allí lo que se respiraba era magia.
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Llegamos a la cueva a las 4:45 AM pensando en cuántas veces hemos condicionado la compasión y solidaridad. ¿Cuántas veces hemos dicho te doy esto si tú me das aquello otro? ¿Cuándo fue la última vez que hicimos algo movidos solamente por y para el amor? Ser deambulante no es lo mismo a no tener un techo seguro. Y es que, a muchos se nos olvida que deambular también es ir por la vida y solo existir.
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– Gicelys Cruz Rodríguez