Publicado en Primera Hora PR (30 de octubre de 2014)
Por Arys L. Rodríguez Andino
En los últimos 20 años, el riesgo de muerte para este segmento no ha disminuido ni en Estados Unidos ni en la Unión Europea.
Aunque tener un techo seguro es fundamental para el ser humano, miles viven sus vidas en las calles donde, la ausencia de servicios médicos y la lucha por sobrevivir los días y las noches hace que los cuerpos enfermen y envejezcan a un ritmo mucho más acelerado que el de la población general.
Según la publicación especializada Lancet, las personas deambulantes son las más enfermas de la sociedad y, en los últimos 20 años, el riesgo de muerte para este segmento no ha disminuido ni en Estados Unidos ni en la Unión Europea. Tuberculosis, enfermedades cardiovasculares y respiratorias son algunas de las condiciones prevalentes en las personas sin hogar.
El doctor José Vargas Vidot, director de Iniciativa Comunitaria, afirmó que en Puerto Rico, además de la enfermedad de la adicción a las drogas, la mayoría de las personas que deambula tiene “varios problemas de salud mental”.
“Obviamente son las más enfermas de la sociedad, expuestas a todo tipo de condición prevenible”, señaló. “En la calle la expectativa de vida suele ser 59 o 60 años”.
A juicio del salubrista, una persona que deambula envejece una década y media más rápido que un ciudadano con techo seguro. “Te puedes encontrar personas de 30 años que parecen de 60”, indicó.
De los 30 o 40 mil personas sin hogar que se estiman hay en el país, el 17 por ciento son mujeres. Son ellas las que se enferman con más severidad. “Las mujeres llegan a una edad en que se enferman con más morbilidad que los hombres, se deterioran más rápido después de los 30”, reveló.
La hostilidad de la calle, el deterioro de los riñones y problemas de diabetes aquejan a quienes deambulan. “Son enfermedades de la urbanidad y en la calle es alta la prevalencia porque la mayoría de los alimentos que pueden consumir las personas de la calle son cargadas de sodio. Las drogas, que por otros lado deterioran los riñones, producen un agravante a la hipertensión que es típica en la calle”, explicó. “Las anfetaminas, la cocaína, el crack, aceleran el corazón y continuamente lo están cargando”.
Al riesgo de enfermedades se une el peligro “de lo circunstancial”, que son los accidentes automovilísticos y las sobredosis de drogas adulteradas.
Pero, si bien en los últimos años no ha habido una mejoría en servicios gubernamentales hacia la población sin hogar, según Vargas Vidot sí ha habido “una conciencia de pueblo”.
“El valor más grande es precisamente la movilización de la población en solidaridad, muchos grupos de fuerzas vivas de la comunidad se mueven mucho más”, expuso.